Publicado en la revista Acción Familiar (15/1/2024)
El Consejero de Educación del Gobierno Navarra, Carlos Gimeno, presentó en el mes de octubre el plan de Coeducación 2024-2028, que se aplicará
en los colegios a través del programa Skolae, la forma concreta como el Gobierno quiere que se cumpla dicho plan. En cambio, en una reunión
que el Consejero mantuvo hace unos años con varias asociaciones, entre ellas FamiLiaE, reconocía el derecho de cada colegio a emplear un programa
u otro, siempre y cuando se cumpliera con los requisitos del plan de Coeducación. Pero la realidad es que el Departamento de Educación presiona
continuamente para que el programa Skolae se imponga en todos los centros. Ya solo quedan unos pocos y durante la presentación de octubre
se podía ver al consejero y a sus colegas muy tranquilos hasta el punto de reconocer que no importa que algún centro se retrase, porque, le faltó
decirlo, “todos pasarán por el aro”.
Muchas personas objetan que no hay que preocuparse, que Skolae no es para tanto. Esta visión se refuerza gracias a un potente aparato propagandístico que cuenta con toda la financiación pública necesaria, mientras que la oposición no cuenta apenas con apoyo, apenas unos pocos grupos de familias. Otra cosa que ayuda a una visión positiva de Skolae es su excelente envoltorio. Promueve eliminar la violencia del hombre contra la mujer, un fin muy noble, a la vez que afronta temas como la autonomía, el liderazgo, el empoderamiento y la participación social.
A nadie en su sano juicio se le ocurriría pensar que es malo tratar estas cuestiones. Y de hecho ese es el mantra que se lanza cuando alguien declara que no le gusta Skolae: “¿Estás en contra de la igualdad?”. Pero cuando uno se lee el documento marco de dicho programa, se descubre entre líneas, especialmente
al final del documento, una educación basada en la ideología de género, que centra la identidad de la persona en cómo uno se autopercibe, no en lo que
uno es, y donde las relaciones de pareja se presentan desligadas del amor o el compromiso (no hay más que ver la campaña de vídeos sexuales que hubo hace unas semanas por las calles de Pamplona en línea con la coeducación), por no hablar de que las relaciones hombre-mujer se presentan en clave de conflicto. Todo esto queda bien reflejado en algunas de las fichas del programa, que solo se encuentran en la página web de la Asociación FamiLiaE (https://asociacionfamiliae.com) ya que el Departamento de Educación no desea hacerlas públicas (FamiLiaE tuvo que recurrir al Consejo de la Transparencia para que las hicieran llegar a la asociación). Algunos ejemplos son la ficha C31, que se titula “Carta de despedida del machista que hay en mí”, la ficha C16, donde se pide a los alumnos que respondan, “levantando la mano, a la pregunta ¿A quién les gustaría ser del sexo contrario?” o la S13.1, donde la tarea es que cuando el profesor “nombre cada parte del cuerpo, las niñas y niños apoyen sus manos en ella, la toquen o la acaricien… y se paren un momento con los ojos cerrados para poder sentir que emoción acude a ellas y ellos”. Esta visión antropológica, como en una auténtica caza de brujas, la van a supervisar en todos los lugares: el patio, los pasillos el polideportivo, los aseos, la biblioteca, los espacios de estudio”, incluso las ideas y creencias se van a supervisar como si de la policía del pensamiento de George Orwell se tratara: “habrá que revisar la propia práctica docente respecto a las ideas, creencias, decisiones y comportamientos que tienen lugar en el aula”. Todo esto se recoge en la página 20 del borrador del Plan de Coeducación.
No escapa nadie al control absoluto al que quieren someter a los colegios. Resulta también muy curioso que el discurso de la Consejería de Educación del pasado mes de octubre se apoyara en las leyes que promulgan sus colegas políticos en el parlamento foral, español y europeo. Pero nada se dijo acerca de instancias superiores a las leyes. La Constitución española y la Declaración Universal de los Derechos Humanos recogen el derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. Tampoco se habló del deber de respetar el ideario de muchos centros, o de la vulneración del derecho de los profesores a elegir si cursan una formación con marcado carácter ideológico. También se olvidaron de cuando el Tribunal Superior de Justicia de Navarra y el Supremo sentenciaron que el programa Skolae era nulo de pleno derecho, pero se siguió adelante incluso antes de modificar ligeramente el programa, o de la sentencia de 2009 del Tribunal Supremo donde se recoge que “no se autoriza a la administración educativa a imponer o inculcar, ni siquiera de manera indirecta, puntos de vista determinados sobre cuestiones morales que en la sociedad española son controvertidos”.
Sin embargo, desde FamiLiaE queremos animar a que las familias sigan teniendo un papel muy importante en la educación de las nuevas generaciones. Los padres deben invertir tiempo con sus hijos y así poder transmitirles sus valores y proyecto vital. Por otro lado, deben seguir exigiendo que se respeten sus derechos como padres, y proponiendo otro tipo de coeducación sin ideologías. Se puede luchar contra la violencia sin centrar todo el asunto en una dialéctica donde el malo es el hombre y la víctima la mujer. Resulta mucho más constructivo centrarse en que hombres y mujeres se respeten y complementen, que por cierto Skolae está en contra de la complementariedad y la considera como un mito del amor romántico, cuando es una de las cosas que más enriquece las relaciones en las parejas. Pero complementariedad significa diferencia, y diferencia, salvo que sea para el tema de la diversidad de orientación e identidad sexual, es algo malo. Así nos va, con la natalidad por los suelos y seguirá cayendo en picado si en los programas de coeducación se ningunean conceptos como fidelidad, entrega o sacrificio por el otro, y no se anima a los jóvenes a ilusionarse con el proyecto de formar una familia. Si falta todo eso, ¿cómo van a surgir hogares estables? En esta línea es importante también tomarse en serio el matrimonio, una palabra que brilla por su ausencia en todos los planes coeducativos, y que es el pilar sobre el que se ha construido la sociedad europea y también otras sociedades, una institución a la que, aunque sea difícil de analizar, por lo general le avalan las estadísticas en lo que se refiere a la convivencia y el crecimiento sano de los hijos. No en vano, un matrimonio es en el ámbito del amor el equivalente al contrato indefinido, lo que todo el mundo sueña en el mercado laboral. Sin embargo, paradojas de nuestra sociedad, a menudo deseamos estabilidad laboral con contrato, pero no queremos lo mismo para la familia.
Firmado: Ignacio Del Villar – secretario de FamiLiaE (Familias por la Libertad de Educación)
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